sábado, 25 de octubre de 2014

ADIOS A LA BANDERA- El 22 DE OCTUBRE 1898

POR ÁNGEL RIVERO. CAPITÁN DE ARTILLERÍA en CRÓNICA DE LA GUERRA
HISPANOAMERICANA EN PUERTO RICO

EL 22 DE OCTUBRE.- EL 22 de octubre, a las cuatro de la tarde, el 12º batallón de artillería (mi batallón) salió del Arsenal, con bandera desplegada, mientras la banda de cornetas batía la Marcha Real. Vibró el clarín de órdenes, y la tropa hizo alto en la explanada cerca del muelle.

El general Ortega, rodeado de sus ayudantes y de un buen número de amigos personales, habló así, con voz temblorosa y húmedos los ojos:
    "¡Adiós!, nos vamos; amo a Puerto Rico y a sus nobles hijos; deséoles hoy un dichoso porvenir. ¡Adiós a San Juan!, plaza de la que fui el último gobernador por la Corona de España. No la rendí, ¡no! Usted sabe (dirigiéndose a mí) que antes de arriar la bandera frente al enemigo, hubiéramos volado la Santa Bárbara de San Cristóbal. Cedí la plaza, porque soy un soldado y debo obediencia a los Poderes constituidos. ¡Adiós...!"

El Barco MONTEVIDEO
 http://vidamaritima.com/2008/02/los-vapores-buenos-aires-y-montevideo/
Lágrimas ahogaron su voz, y no fue sólo el general Ortega quien llorara aquella tarde. Atracaron lanchas y falúas, y en poco tiempo, el General, sus ayudantes y todo el batallón abordaron el Montevideo, al siguiente día, por la tarde, debía zarpar la expedición. No subí a bordo; en un bote de vela me mantuve al costado del buque, enviando al general una caja de cedro que contenía TODAS LAS BANDERAS DE LOS CASTILLOS, BATERÍAS Y EDIFICIOS DEL GOBIERNO. Estas banderas no fueron arriadas el 18 de octubre, como se ha escrito,
 ARCHIVO HISTORICO Y FOTOGRAFICO DE PUERTO RICO
porque desde la víspera estaban en mi poder. Aquellas banderas pude verlas, algunos años más tarde, en un museo de Madrid (Museo de Artillería.- N. del A.), y no sin cierta emoción posé mis labios sobre una de ellas, la que aferré al tope en mi castillo el día 12 de mayo de 1898; la que vio correr la sangre de mis artilleros; la que cubrió el torso mutilado del obrero Martín Cepeda. Aun olía a la pólvora quemada de 200 cañonazos.

Fragmento del CAPITULO XXVI

Rivero Méndez, Ángel. Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico. Madrid, Sucesores de Rivadeneyra (s.a.) artes graficas, 1922.

2014 © Derechos Reservados CINES SAN JUAN RMBERNIER

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